Comenzó el Ciclo Cultural en la Unidad Penal N° 6


Del Portal de la FCEdu, mirada de la cronista y espectadora Melisa Godoy:
Se trata de una propuesta del Programa Universitario de Prácticas Integrales en Cárceles, integrado por el Área de Comunicación Comunitaria de la FCEDU
Por Área de Comunicación Comunitaria
Inició el Ciclo Cultural de 2019 en la Unidad Penal Femenina con un espectáculo unipersonal payaso interpretado por Paula Righelato. Esta propuesta surge en el marco del Programa Universitario de Prácticas Integrales en Cárceles (PUPIC), conformado por los equipos del Área de Comunicación Comunitaria (ACC) de la Facultad de Ciencias de la Educación y de la Facultad de Trabajo Social de la UNER. El espectáculo fue organizado junto al Área Educativa de la Unidad Penal N°6 y auspiciado por la Secretaría de Cultura y Turismo de la Provincia.
La función tuvo lugar en el salón de usos múltiples de dicha institución y contó con la participación de un público especialmente invitado, las personas privadas de su libertad, junto a docentes y estudiantes del equipo extensionista.
Icaria, una payasa tragicómica que sueña con poder volar, narró con acciones dos historias paralelas. Por un lado, mostró sus miedos, su ternura y su decisión a la hora de cumplir su sueño; por el otro, nos remontó a la mitología griega: nos contó la historia de Dédalo y su hijo Ícaro, quienes –después de haber sido engañados– fueron encerrados en el laberinto que ellos mismos construyeron. Pero luego, con mucho trabajo y paciencia, lograron construir un artefacto volador para poder escapar.
Desde un principio se hicieron presentes las risas y los aplausos. Pero a medida que la obra avanzó se empezaron a palpitar los miedos, el cariño y la valentía. Icaria despertó en el público la complicidad. Su terror a las alturas, a la oscuridad, a la soledad y a las arañas llegó a cada una y cada uno de los miembros del público: “subí, no la hagas tan difícil”; “Si podes volar me llevás con vos”; “tené cuidado”, fueron algunas de las frases que se escucharon esa tarde en el salón. Icaria se encontraba en una gran contradicción: el deseo de realizar su sueño implicaba vencer su mayor miedo: las alturas. “¿Y si me caigo?”, “¿y si no me gusta?”, “¿y si me va mal?”, se preguntó antes de subir al artefacto de grandes alas.
Ante un público muy conmovido y participativo, la improvisación tuvo lugar en todo momento. Una de las ultimas frases que sonó fue: “y si hay que empezar de nuevo, se empieza”. Y ahí estaba ella, allá en lo alto, con las alas en movimiento, con casco y en libertad.

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